Majestad, quiero darle las gracias por acompañarnos una vez más en nuestra reunión anual más importante, y también por su constante apoyo a la empresa familiar. Para nosotros, su presencia este año tiene un valor más especial aún, dadas las difíciles circunstancias por las que atraviesa España. 

Es en momentos como el actual cuando más se pone de manifiesto el papel que la Corona representa, como muestra de la estabilidad institucional que necesita un país para crecer y desarrollarse día a día y para superar situaciones críticas como las que vivimos por culpa de la pandemia. 

El mismo papel fundamental asumido en su momento por la Monarquía como la institución clave que hizo posible una transición de una dictadura a una democracia sin derramamiento de sangre, y del que debemos estar agradecidos todos los españoles, los que lo vivimos y las nuevas generaciones que no lo vivieron pero que, si estudian nuestra historia, podrán apreciar el enorme logro conseguido con estas últimas décadas de paz y prosperidad. 

Desafortunadamente la pandemia nos ha impedido celebrar este congreso en forma presencial, que es el formato que nos permite una vez al año intercambiar pareceres entre empresas familiares que somos, cada una con su familia y en su sector, pero con retos que a veces tienen soluciones comunes y que estos foros nos permiten compartir. Esperamos poder celebrarlo el año que viene en Pamplona, como hubiese sido nuestra intención. De momento, y prueba del interés suscitado, contamos con una participación de casi 1.000 personas inscritas, récord en nuestra historia. 

En las ponencias, presentaciones y mesas redondas que vamos a desarrollar entre hoy y mañana están representados los tres objetivos que me he marcado para mis dos años de presidencia del IEF. 

A hacer frente a esta crisis, que era el primer y gran objetivo en mi declaración de intenciones del pasado mes de mayo para esta presidencia, dedicaremos gran parte de las sesiones de este congreso. 

En esa línea va, por ejemplo, la mesa científica dedicada íntegramente al COVID-19 con destacados representantes de la OMS, de empresas líderes en la búsqueda de una vacuna, de otras visiones que nos ayudan a entender cómo aprender a convivir con el Covid; o el panel en el que destacadas empresarias de diferentes sectores fuertemente 

afectados por el Covid nos contarán cómo encaran la recuperación; o las diversas intervenciones institucionales, como la vicepresidenta 3ª del gobierno, el presidente del primer partido de la oposición o el presidente de la CEOE; o los testimonios de empresas familiares que vamos a ver encuadrados en el movimiento #DamosLaCara, y que nos explican cómo han ayudado a combatir esta crisis con sus iniciativas. 

Majestad, como bien señalaba usted en una reciente intervención pública, para salir de la crisis provocada por la pandemia estamos obligados a marcar un nuevo rumbo económico, propiciar un nuevo modelo de desarrollo que tenga como eje la inclusión. Ese era nuestro segundo objetivo de esta singladura. 

Éste es ya un movimiento global. Lo vimos en su momento con la declaración del Business Roundtable de Estados Unidos, que proponía distanciarse de la doctrina de Milton Friedman, resumida en el titular de su famoso artículo publicado en 1970 que declaraba, como objetivo único de la actividad empresarial, la maximización del retorno del capital. Pues bien, no todo se reduce únicamente al beneficio. 

Nuestra posición es que “La empresa debe crear simultáneamente prosperidad económica y valor social”. 

Y esa es precisamente la característica propia de la empresa familiar. Su horizonte temporal se cuenta en generaciones, no en trimestres o días. Y eso hace que tengamos una forma distinta de gestionar a las personas; con voluntad de que permanezcan largo tiempo en la empresa, impulsando la formación y la promoción interna; incluso en periodos de crisis, las empresas familiares son las más resilientes a la destrucción de empleo; con un sistema de valores propio de la familia, con una forma distinta de establecer relaciones a largo plazo con proveedores y clientes; y también una forma de relacionarse con la comunidad en la que operan, con ese afán de la familia de proteger la reputación y el legado, que nos hace estar más arraigados al territorio y a las comunidades en las que operamos. 

Y puesto que pensamos en las siguientes generaciones y en el mundo que les vamos a dejar, abrazamos las iniciativas de protección del medio ambiente y de sostenibilidad. 

El segundo de mis objetivos, que es incorporar al IEF al debate sobre la reinvención del capitalismo, cuenta con el panel titulado “Misión y Propósito Empresarial” en la que una empresa líder en España nos explicará cómo han traducido ellos estas ideas y las han llevado a la práctica, intervención que estoy convencido va a ser de vuestro interés. 

Y también tenemos un espacio reservado para hablar de sucesión en la empresa familiar, uno de los “talones de Aquiles” de su pervivencia en el tiempo, y que como sabéis es el tercer eje de actuación del IEF para estos dos años. En este caso Iván Lansberg, probablemente la persona más acreditada en el mundo para hablar de empresa familiar, hará una mesa redonda con dos personajes en momentos muy distintos de su trayectoria, uno en una fase en que está cediendo el testigo de su 

empresa, la otra persona nos explicará la forma tan original que tuvo de recoger el testigo de su anterior generación. 

Durante todo el congreso ofreceremos a través de medios virtuales la posibilidad de interaccionar con los ponentes a través de cuestionarios y preguntas, ya que, puesto que no tendremos ocasión de vernos físicamente, sí que buscamos su participación para enriquecer las sesiones. 

Hemos elegido el lema LA FUERZA DE LA RECUPERACIÓN porque esa es la idea que queremos transmitir a la sociedad y a las instituciones: que las empresas familiares somos imprescindibles para llevar adelante el proceso de relanzamiento, recuperación y transformación que tiene que abordar nuestro país. Por nuestros valores y, especialmente, por nuestra capacidad de liderazgo, acreditada en algunas de las empresas aquí representadas, algunas de ellas con más de un siglo de historia. 

Mi abuelo fundó la empresa que presido en 1914, hace ahora más de cien años. Su primer envío de productos importados desde Inglaterra fue hundido por un submarino alemán. Superó este percance, la I guerra mundial que siguió, la pandemia de la mal llamada gripe española de 1918, la guerra civil y la II guerra mundial. Muchas otras empresas aquí presentes también tuvieron que superar todas estas crisis del pasado. Nosotros, nuestra generación, también lo conseguiremos. 

Bienvenidos al 23 congreso de la empresa familiar.